martes, 8 de octubre de 2013

Javier Tomeo / Nunca ha sido tan difícil como hoy amar al prójimo

Javier Tomeo
Foto de Beatriz Velardiez

Javier Tomeo
NUNCA HA SIDO TAN DIFÍCIL COMO HOY
AMAR AL PRÓJIMO

La cosa le viene de una manía incorregible por conocer el alma humana; de ahí, que sepa tanto de fieras. Quiso ser criminalista y fue escritor, escribe de hombres mostrencos y otros animales. Javier Tomeo (Quincena, Huesca, 1932), cara de caballo furioso y relinchón, camina veloz cuan largo es, con ligera inclinación de su gran cuerpo hacia delante: una tarde con Tomeo deja los pies abiertos. Nos lleva al zoo de Barcelona, quiere demostrarnos que el diálogo es aún posible. Tú hablas con Tomeo y Tomeo habla contigo y con hipopótamos en celo, camellos maricones, gorilas buenos y asesinos y elefantes locos de cautiverio. Cae el día en el parque de la Ciudadela y las fieras, adormecidas de exhibirse, despiertan con un bramar profundo. La conversación termina en un intenso barullo, de palabras y quejidos; barritan los elefantes y ladran las focas, chilla histérico un pavo real.

Tiene el escritor la lucidez del hombre extremo. Aprendió de los bichos que el amor es natural; de los hombres, que el amor duele, "soy viudo de guerra (perdón, ¿de la guerra ha dicho?), sí, de la guerra doméstica". Es fiel desde hace 32 años a una literatura rara que se apartó queriendo del realismo patrio y lastimero. Miró más arriba y de allí, de Europa central, le vino la inspiración y después el reconocimiento. Traducido a multitud de idiomas, los mejores teatros de Francia y Alemania han dado vida a sus criaturas de seis dedos y asimetrías profundas. Tantos años lleva también escribiendo sobre soledades y egoísmos: la incomunicación humana en clave de esperpento. En su último libro, El canto de las tortugas, lo cuentan gallos, conejos, ovejas, vacas... Él los entrevista: es cierto que en su presencia los animales cobran humanidad (¿o será al revés?).



Pregunta.-¿Con qué animal se siente más a gusto? 

Respuesta.-Con el perro, sin duda.
P.-¿Y con qué animal se saca más parecido? 

R.-Con el caballo.
P.-¿Por? 

R.-No sé, el parentesco me lo sacan otros. Pero yo creo que sí, más bien tengo cara de caballo.

"Nunca ha sido tan difícil como hoy amar al prójimo"



P.-Refiriéndose a lo físico, dice usted que el parecido entre hombres y animales procede de una relación anterior entre mujeres y bichos. 
R.-No lo digo yo, es la teoría de un amigo maravilloso y confidente que me cuenta cosas extrañísimas que no sé si las sueña o no, pero que me sirven de inspiración: se llama Ramón. Puede resultar un poco ofensiva para las mujeres, pero bueno. Él (que no es otro que el álter ego de Tomeo) dice que antes de existir hombres, la mujer se relacionaba con animales, y que de esa herencia nacieron los hombres mosca, hombres pez...
P.-Usted con las mujeres, ¿qué tal se relaciona desde ese "estado civil indefinido"? 

R.-Mi relación con las mujeres podría ser mejor. Mi estado civil es indefinido porque una vez me casé y la unión fracasó, por mi culpa, porque los escritores somos vanidosos y egocéntricos y no somos buenos compañeros. El caso es que después firmé unos papeles en holandés y, como no los entendía, no sé si era el divorcio, la separación u otra cosa.
P.-Tomeo atravesó un largo período monstruoso, luego un estado miope y... 

R.-Yo no he superado a los monstruos, el monstruo es una metáfora, es una vía de perfeccionamiento interior; está ahí para que aprendamos a amarlo, para que nos sintamos menos disconformes con nuestras pequeñas anormalidades de burgués. Y el miope, el miope no me sirve más que para señalar lo difícil que es encontrar el camino adecuado. Lo que abunda en mis novelas son criaturas atípicas, esperpentos casi. Pero fíjate el cabrón cómo muerde la barandilla, fíjate, fíjate, ahora empiezan a comunicarse (y dos hipopótamos llamándose de estanque a estanque).

"He encontrado lectores devotos. Al punto de que un señor alemán me pidió permiso para incluirme en su testamento"



P.-...le preguntaba qué fue eso que le abocó a esta etapa más zoológica. 
R.-No sé cómo empecé, siempre me ha fascinado la literatura que habla de animales.
P.-Dice Tomeo, o a lo mejor Ramón, que el hombre puede aprender mucho del comportamiento de los animales. 

R.-Lo decía Lafontaine, que Dios creó a los animales para instruir a los hombres. Y Zola añadió que las bestias pertenecen a Dios y sólo la bestialidad es humana.
P.-¿Ese interés es sólo en beneficio propio o existe alguna otra razón, digamos ecológica? 

R.-Una cosa lleva a la otra. Si yo admiro a los animales por su perfección, exactitud, por ser fieles a sí mismos y no andar con hipocresías como los hombres, eso supone también un respeto. O sea, que soy ecologista sin llegar al extremo de algunos: la filantropía morbosa, eso de los cementerios de perros y demás.
P.-Tiene ahí una frase que cualquier día se la roban para una campaña. 

R.-A lo mejor la he robado yo antes.
P.-"Entender a los animales es la obligación de los poetas", dice. 

R.-Ésa no la he robado, se me ocurrió. El poeta, que no es sólo el que pone un verso debajo de otro, tiene que vivir en armonía con lo creado. La poesía es un estado de ánimo, una disposición a esa armonía. Hay que intentar entender a los animales. Yo no llego al extremo de interpretar los bramidos de este hipopótamo pero, mira, está inquieto eh; mira qué prudente con toda su cabezota encima de las barras, pendiente de su hembra en la otra charca: no la ve, pero la huele y la siente.
P.-Inició su viaje literario en lo rural y pronto marchó a la ciudad. 

R.-Yo empecé haciendo el tipo de novela que se hacía entonces en España (años sesenta) y que se sigue haciendo en definitiva, que es el realismo social. ¿Escuchas a las focas? (y las focas ladrando a gritos, revueltas), ¿y has visto al oso asomando la cabeza? (y el oso erguido, dos metros de oso del Pirineo). Se han vuelto locos, es su hora mágica, llega la noche y la sienten. ¿Qué decías?

"Mi personaje, lleno de buena voluntad, se instala en una primavera que no existe y que es el clásico España va bien"



P.-Decía usted que empezó en el realismo social. 
R.-Sí, y un amigo muy inteligente me dijo que aquello ya lo habían escrito Pereda y otros, mucho mejor que yo. Entonces empecé a fijarme en modelos extranjeros como Kafka, Camus, Beckett, Poe, Ionesco, Knut Hamsum, libros que estaban en el altillo, prohibidos. Hice una literatura rara, marginal, excéntrica, en tiempos en que se suponía que la literatura debía ser azote de la dictadura. A mí eso no me interesaba, me fui hacia algo de mayor creación. Escribir es abrir una ventana y contar lo que ves a quienes no tienen la suerte o la desgracia de estar allí asomados. Uno puede describir el paisaje con fidelidad realista o hacerlo como lo siente, deformando, hipertrofiando, exagerando.
P.-Ahora, el protagonista de El canto de las tortugas vuelve al pueblo porque la ciudad no le cuenta nada, ¿y a usted? 

R.-La ciudad tiene cosas que decir, el problema es encontrarlas. Este hombre siente la llamada de la selva que para él es una vida más sencilla y más serena. Entonces, lleno de buena voluntad, se instala en una primavera que no existe y que es el clásico España va bien. Lo hace con la pretensión de establecer lazos de amor con todo lo que le rodea, incluidos los animales, claro. Es un ideal quijotesco: salvar las distancias; él ve interlocutores válidos en la vaca, en la cabra, y entonces la gente no le comprende y lo utilizan como atracción turística. ¿Escuchas al pavo real, parece que dice Tomeeeo, Tomeeeo? Mira, está subido sobre el tejado, ha volado, nos está espiando, lleva un ojo en cada pluma.
P.-El canto de las tortugas es sobre todo una parodia de la falta de interés hacia el otro, la incomunicación, ¿tiene que ver con la competencia a la que estamos sometidos? 

R.-Es un contrasentido que en este tiempo en que la tecnología punta nos permite comunicarnos con cualquier rincón desde cualquier rincón, desplazarnos a enormes velocidades y demás, resulta que el hombre vive incomunicado: nunca ha sido tan difícil como hoy amar al prójimo. Vivimos hacinados en grandes concentraciones urbanas, y nos está ocurriendo lo mismo que a las ratas, que cuando su densidad supera la media soportable empiezan a agredirse y a devorarse las unas a las otras. Hace 50 años, cuando los aledanos regresaban a la aldea y convergían en un camino único, se encontraban y se saludaban aliviados y felices de hablar con un semejante. Yo creo que hoy en día sucede todo lo contrario: el hombre jamás se ha sentido tan solo y tan incomunicado como ahora. Va en un atasco, encerrado en su latita de cuatro metros, odiando: eso en legislatura se llama colisión de derechos. Mira, mira ese hombre cómo le habla a la hipopótama (y el cuidador: hita, hita, a la bestia), está intentando comunicarse con ella. ¡Pero, cómo!, es un personaje de mi novela, ha venido a demostrar que el diálogo es posible (y la hipopótama que sale de su baño, y se pone en pie, y le ofrece su sonrisa con la bocota abierta palmeando sus gigantescos labios).
P.-¿Y con la obsesión por el tiempo? 

R.-Algunos tenemos más conciencia que otros del paso del tiempo. El tiempo sólo pasa rápido para los que envejecen, y la frase no es mía.

"Nos está ocurriendo lo mismo que a las ratas, que cuando su densidad supera la media soportable se devoran unas a otras"



P.-Sus personajes ensayan un equilibrio entre la demencia y el absurdo como forma de entender las cosas, ¿tanto se tocan la lucidez extrema y la enajenación? 
R.-El absurdo es consecuencia de la hipertrofia. Yo diría que, más que absurdos, mis personajes son seres que tienen reacciones en cortocircuito, que se producen sin que intervengan los estados superiores de la mente. Son manifestaciones del ello, atávico, irracional.
P.-Este interés y conocimiento de los comportamientos llamados patológicos, ¿le viene de la Criminología? 

R.-Bueno, claro, yo estudié Criminología, una ciencia que aspira a responder por qué unos hombres cometen crímenes y otros, en idénticas circunstancias, no. Cuando acabé Derecho, me pareció que esto podía ayudarme a conocer las claves más profundas del comportamiento humano, tenía esa pretensión.
P.-¿Nunca ha ejercido? 

R.-Ni como abogado ni como criminólogo.
P.-¿Y continúa siendo oficinista? 

R.-Lo dejé. Tenía un puesto altísimo en una multinacional, pero lo dejé para aferrarme al futuro incierto de la literatura.
P.-¿Tomeo tiene algo que ver con sus personajes introvertidos, de reacciones en cortocircuito, asimétricos? 

R.-Espero que no, porque sino debería ir al psiquiatra. Mis personajes sufren graves problemas de comunicación y yo no creo que tenga precisamente este problema. Son los lectores quienes mejor conocen el estado del escritor, y los críticos, que psicoanalizan al autor a través de sus personajes. Los resultados del psicoanálisis serían graves para mí, porque todos mis personajes son esperpénticos. Y fíjate, a lo mejor yo también lo soy y no me doy cuenta porque, claro, nadie puede verse a sí mismo en un espejo.
P.-Tomeo, si el hombre feliz es comparable al pueblo sin historia, si tan aburrida es la felicidad, ¿por qué nos empeñamos en ella? 

R.-La felicidad es un objetivo, hemos de engañarnos a nosotros mismos para sobrevivir. Si no pensamos que las cosas pueden mejorar y que un día el milagro de los deseos sucede, seríamos como estos animales que viven instalados en un presente eterno, que no esperan un futuro ni tienen un pasado.
P.-Si el amor, la poesía, es un estado de alteración, ¿felices son aquéllos que no aman? 

R.-Amar no es sinónimo de felicidad, al revés: amor es inquietud, es aspirar a cosas a veces inalcanzables. El amor en realidad es un estado intermedio entre el poseer y el no poseer, lo decía Platón. Mientras no poseemos no amamos, pero cuando poseemos, desgraciadamente, dejamos de amar. El amor es zozobra, es manifestación egoísta, es imperfecto por cuanto yo te quiero y luego te poseo: es una limitación; es una exaltación de los sentidos, es un proyecto sugestivo de vida en común, me refiero al amor entre el hombre y la mujer. Luego está el amor con mayúsculas, el amor como divino arquitecto, que desciende del cielo a la tierra para que todos los hombres vivan en conexión.
P.-Lleva Tomeo toda su literatura parodiando la incomunicación, la soledad, el egoísmo, uno nunca deja de escribir el mismo libro, ¿verdad? 

R.-Más que parodiando, señalando en clave esperpéntica. Dicen que uno siempre escribe el mismo libro y yo recuerdo que aquel escritor que murió y que se llamaba Juan Benet, decía que mis novelas no estaban mal, un piropo viniendo de él, pero que eran como croquetas, en el sentido de que se repetían. Tenía razón. Y no me importa, no entiendo el afán de algunos escritores por distinguirse y ser exquisitos: hay mucha horterilla emboscada en el mundo de la literatura.
P.-Este universo personalísimo ha interesado a un público minoritario, ¿por eso dicen que Tomeo más que lectores tiene devotos? 

R.-Algún crítico ha dicho que mis novelas crean adicción. He encontrado un público de calidad más que cantidad de público. He encontrado lectores devotos, sí, al punto de que un señor alemán me escribió pidiéndome permiso para incluirme en su testamento.
P.-¿En España, el que aguanta triunfa? 

R.-Aquí y en todas partes. Es un problema de resistencia. Hoy en día es más fácil publicar, se sigue leyendo poco en este país, pero hemos mejorado mucho la sensibilidad general hacia el fenómeno literario.

P.-Tomeo, muchos que triunfan fuera vuelven al tendido con gesto suficiente, ¿y usted? 

R.-Yo no soy de los que dicen que nadie es profeta en su tierra. Aquí hubo críticos muy serios que apostaron por mí hace tiempo, y tengo mis lectores, y un editor dispuesto, ¿qué más puedo pedir? Yo en Alemania soy una delicatessen literaria, tampoco allí soy un potaje comercial, y no voy a envanecerme por ello, no hay que tener complejo de inferioridad: en Europa hay muchas marujas que justifican muchos éxitos, es lo que más abunda. Oye, van a cerrar el zoológico con nosotros dentro.





Javier Tomeo

ENCUENTROS DIGITALES
2 de agosto de 2001

1. ¿Están realmente solos los pirómanos? Si hay bosque, y ardillas, y árboles...
Los piromanos son normalmente personajes solitarios. El bosque y ardillas son sus víctimas.
2. Aparte de Kafka... ¿Qué otras influencias tiene?
Creo que Poe, Hamsum, etc. Con frecuencia los escritores se benefician de muchas influencias sin que sean conscientes de ellas.
3. ¿qué opina de los movimientos antiglobalización?
Me parecen positivos, cuando lo que combaten es la opresión de los pobres por parte dde los más poderosos.
4. ¿los personajes de los que habla son unicamente producto de su imaginación o son reales?
Son personajes sacados de la realidad pero hipertrofiados que actúan muchas veces bajo impulsos insospechados. Como los personajes de Unamuno, son entes de ficción que se rebelan.
5. No se lo tome como una falta de respeto pero, ¿ no cree que la nominación al Nobel es un acto de promoción de su editorial a traves de los grupos mediaticos ?
Mi editorial y mi editor son ajenos a mi propuesta al Nobel. Vivimos en tiempos de politiqueos, márketing, etc. Creo de todas formas que no soy mucho peor que otros propuestos para el Nobel e incluso para algunos que ya lo recibieron.
6. cuando se pone a escribir y a crear ¿en qué piensa?
Actúo a base de automatismos psíquicos. Delimito un paisaje literario y son mis personajes quienes eligen sus caminos.
7. ¿los escritores y su imaginación tienen fecha de caducidad?
Hoy en día seguimos leyendo con gran placer obras escritas hace siglos. De lo que se trata es de perdurar por encima del tiempo y de las modas.
8. ¿Cómo ve el nivel literario de la España actual?
Me parece muy interesante...
9. Me lo han recomendado pero no he leido nada suyo, ¿por dónde empiezo?
Amado mónstruo, El castillo de la carta cifrada, El crimen del cine Oriente o mi última novela La soledad de los pirómanos. No se asuste, no son largas, pueden leerse en poco tiempo.
10. ¿Por qué se ha ido de Anagrama?
No me he ido de ninguna parte. Anagrama es mi editorial favorita. Muchas veces, sin embargo, somos víctimas de la oferta y la demanda.
11. ¿Qué le falta a nuestro teatro? realmente vivimos del recuerdo, y no apostamos por los autores del presente...
No entiendo demasiado de teatro. Entienden, desde luego, los que adaptan mis novelas a la escena. Pero considero que tanto el teatro como la novela deberían encontrar nuevos caminos.
12. ¿Por qué tantas referencias al mundo animal en sus libros?
Lo repetiré una vez más. Dios puso a los animales en este mundo para instruir a los hombres. Lo dijo un famoso fabulista francés
13. De usted es conocido el gusto por la buena comida ¿podría decirnos alguno de sus platos favoritos?
No tengo gustos culinarios sofisticados. Gazpacho y "seques amb botifarra" ,es decir, judias blancas con butifarra. Entre los platos aragoneses, no puedo olvidar el ternasco y el pollo a la chilindrón.
14. Señor Tomeo, ¿estaría de acuerdo en que el mejor conservante de la literatura, y la suya es una buena muestra, es el humor, y que no hay gran obra que no lo contenga?
Sí, el humor es fundamental. Provoca la sonrisa en el lector y la sonrisa es, siempre, el lenguaje de las personas inteligentes.
15. Creo que quedaría bien como comisario en una serie de tv... ¿Lo ha pensado?
Prefiero ser comisario que no delincuente.
16. ¿Sigue con «problemas oculares»?
Desde luego. No todo lo que veo me complace.
17. ¿Qué toma Tomeo?
Si utiliza el verbo tomar por el verbo beber, agua mineral sin gas.
18. ¿Es más difícil empezar una novela o acabarla? Belén, Madrid.
Terminarla. Mis novelas de todas formas tienen un final abierto. Son novelas interactivas y quien realmente las acaba son los lectores, de acuerdo con sus experiencias personales.
19. ¿Le gustó la experiencia de participar en la Novela del 2000? ¿Fue difícil escribir ese capítulo final?
Fue un desafio. Me encantan los desafios literarios. Creo que fue un digno final.
20. ¿Qué tal se le da lo del internet?
Regular. El diminuto "japonés" que está encerrado en mi ordenador no simepre responde a mis órdenes.
21. no estoy hablando de usted precisamente pero¿no cree que es un pena que los escirtores se conviertan en "simples" marcas?
Desde luego. Me parece muy triste. La novela en muchos casos es un triste producto de consumo.
22. ¿volveria hoy a escribir el mayordomo miope?
Sí pero creo que lo haría mejor.
23. ¿Que opina de las ferias del libro?
Soy interesantes pero desmoralizadoras para los escritores, porque hay tantos libros que uno se siente prescindible.
24. ¿Qué tiempo del día dedica leer ? Y que libros tiene, por ejemplo ahora a mano?
Libros que están ya por encima del bien y del mal, y de modas, que han resistido el paso del tiempo. Ultimamente estoy leyendo a Quevedo.
25. ¿Cómo compone la personalidad de un personaje?
Se va haciendo el personaje a sí mismo. Algunas veces en contra de mi voluntad.
26. Hola Javier, adelante y suerte con las novelas, desde Bs As, un saludo cordial!
Pues muchas gracias por tus buenos deseos.
27. ¿Cuál cree usted que es la función social que tiene el escritor en la sociedad actual?
Hacer reflexionar a la gente. Señalar dónde nos aprieta el zapato. Son otros, sin embargo, los que tienen que dar las soluciones: políticos, economistas, sociólogos, teólogos...
28. SI USTED GANASE EL NOBEL....¿ACEPTARÍA ALGÚN OTRO PREMIO LITERARIO?
No pienso en esas cosas. Tal vez sí.
29. ¿Ha superado ya el "trauma" de dibujante frustrado de historietas infantiles, en cualquier caso, ¿Cóm ve el paorama actual de ese mundo y del comic en general ?
No lo conozco a fondo. De los tebeos que leía en mis años juveniles a los cómics que se leen hoy media un abismo.
30. ¿Por qué no hay un programa decente de televisión sobre libros?
Porque en España continua leyéndose muy poco.
31. ¿el dinero arruina la inteligencia?
No.
32. ¿Qué artículo o crítica de la prensa española sobre su nuevo libro le ha gustado más?
Todos los críticos españoles han sido extraordináriamente benévolos con mi última novela La soledad de los pirómanos. incluso los menos inteligentes.
33. ¿Le han solicitado alguna dedicatoria al firmar libros que sea realmente singular?
No
34. ¿Qué es lo peor de escribir?
No hay nada malo en el libre ejercicio literario, cuando responde a una vocación insoborable.
35. ¿De que irá tu próxima novela?
No lo sé todavia. Lo decidirán mis personajes cuando los ponga en marcha en el inicio de una cuartilla todavía en blanco.
36. ¿Por qué triunfas más fuera que dentro?
Pues no lo sé. Pero no me quejo de mis lectores españoles. Tal vez figuren entre los más exigentes.
37. Si le dan a usted el Nobel y a Delibes no... ¿Le parecería algo NORMAL?
Lo del Nobel es una posibilidad que no quiero tener en cuenta.
38. Covadlo dijo una vez que si no te gusta un libro, mejor dejarlo porque la vida es muy corta. ¿Es de la misma opinion?
Sí. Hay lecturas que contaminan.
39. ¿Saltaste mucho con el gol de Nayim hace seis años?
Lo ví en diferido. Salté después.
40. ¿No cree que los libros hoy los venden más los de marketing que los escritores?
Sí.
41. ¿Te gusta chatear?
Es la primera vez que lo hago y me ha parecido una nueva forma de dialogar.


MUCHAS GRACIAS. TODAS LAS PREGUNTAS ME HAN PARECIDO MUY INTERESANTES. TAL VEZ ALGUNAS RESPUESTAS HAYAN SIDO UN POCO PRECIPITADAS. OS PIDO DISCULPAS POR ELLO. JAVIER TOMEO









Javier Tomeo: 

«Huyo de la literatura 

pirotécnica, hermosa, 

pero luego se desvanece»

Tomeo reúne en un tomo sus libros de relatos junto a textos inéditos

redacción /la voz  31 de octubre de 2012 

Pocos escritores han inventado como Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932) una manera de ver el mundo «y contagiarla a sus lectores», como expone Daniel Gascón en el prólogo al volumen que reúne los cuentos completos del autor aragonés y que publica Páginas de Espuma. Están sus celebradosBestiarios y Cuentos perversos, pero también textos inéditos o poco conocidos. Antes de que el periodista formule la primera pregunta, Tomeo empieza a hablar de Cunqueiro: «Yo era un chaval y él venía casi todas las fiestas del libro a Barcelona. Se reunía con unos amigos escritores catalanes veteranos en un altillo de una librería y ahí tuve la oportunidad de conocerle. Incluso leyó algo de su Simbad, fue genial. Él influyó mucho en Joan Perucho, que también era un gran admirador suyo».
-¿Y le gustaban sus libros?
-Hombre, muchísimo, claro. El suyo es el mundo mágico, distinto, que huye de los falsos realismos sociales que entonces estaban de moda. Me gustaba mucho, sí. También Joan Perucho, que era su amigo, estaba muy influenciado por él.
-A usted siempre lo relacionan con Kafka, Buñuel y Goya.
-Estamos en una situación en la que para vender hay que etiquetar. A mí me han clavado la etiqueta de «una inesperada colisión entre Kafka y Buñuel». ¡Qué más quisiera yo! Son las leyes del mercado, que dan un nombre a lo que pretenden vender. Me gusta mucho Buñuel, sus guiones, me gusta también Kafka, me gustan las Pinturas negras de Goya, me siento identificado y entonces ahí estoy.
-Releyendo el Bestiario me he acordado de un personaje de la última novela de Julian Barnes, que, en referencia a Ted Hughes, ironizaba sobre qué le ocurriría cuando se acabasen los animales. Pero los animales no se terminan nunca.
-No se acaban. Todos tienen muchas lecturas, hasta las palomas, la que pertenece al Bestiario de Cristo y la que está en el de Satanás. Una, la que llevaba ambrosía a los dioses, una paloma pagana y lasciva, y luego la paloma de la Santísima Trinidad, por así decirlo. Como decía el fabulista francés La Fontaine, Dios puso a los animales en este mundo para instruir a los hombres. Los animales, con sus conductas puramente instintivas, nos ofrecen modelos para interpretar, para conocer, para llegar a las raíces más profundas de la conducta humana. Las bestias son de Dios, la bestialidad es humana, decía Zola, me parece. Hay que respetarlos. Quererlos, comprenderlos.
-No sé si bestialidad, pero deformidad humana también la hay en sus cuentos.
-Lo perfecto, desde un punto de vista literario, no me seduce, no me motiva. Hay que dejar al perfecto con su felicidad y no hablar mucho de él, no sea cosa que se dé cuenta de que no tiene tantos motivos para ser feliz. Me interesa lo que se aparta de lo normal, lo «monstruoso».
-Y la brevedad.
-Me muevo muy bien en la distancia corta, brevísima, en el microrrelato, lo cual no quiere decir que no me parezca también la novela larga un instrumento cultural de primera magnitud. Yo cuando escribo practico un principio que es la economía del lenguaje. Si puedo explicar algo en tres palabras no utilizo seis. Procuro huir de la literatura pirotécnica que en un momento es muy hermosa pero luego, pum, se desvanece y no queda nada. Creo también que hay que presentar competencia a otras formas más rápidas, como el cine o la televisión, con novelas más breves y contundentes.





Lea, además


No hay comentarios:

Publicar un comentario