Lydia Davis
PRIORIDADES
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Y sin embargo, si riegas las plantas, no escribes la carta, de la que dependen tantas cosas. Ni tampoco recoges la cocina, ni el salón, y luego estarás confundida y de mal humor por culpa del desorden. La encimera está llena de listas de la compra y del juego de cristalería que tu marido compró en una liquidación. Guardar la cristalería debería ser de lo más sencillo, pero no puedes guardarla hasta que no la laves, no puedes lavarla hasta que no saques los platos sucios del fregadero y no puedes lavar los platos mientras no vacíes el escurreplatos. Si empiezas por vaciar el escurreplatos, quizá no te dé tiempo, antes de que él se despierte, más que a lavar los platos.
Tal vez decidas que las plantas tienen prioridad, pues al fin y al cabo son seres vivos. En tal caso, también puedes decidir, dado que necesitas organizar tus prioridades de acuerdo a algún criterio, que todos los objetos vivientes de la casa tienen prioridad, empezando por el más pequeño y más joven de los seres humanos. Eso debería estar mas que claro. Sin embargo, pese a saber perfectamente cómo ocuparte del hámster, del gato y de las plantas, lo que ya no está tan claro es cómo dar prioridad al bebé, a tu hijo mayor, a ti misma y a tu marido. La verdad es que cuanto mayor y más viejo es un ser vivo, más difícil resulta saber cómo ocuparse de él.
Lydia Davs
Samuel Johnson está indignado
Emecé, Barcelona, 2004, 212 páginas.
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