CIELO PARCIALMENTE NUBLADO
LA CALIDAD LITERARIA
Por Darío Jaramillo Agudelo
La primera impostergable virtud de Cielo parcialmente nublado es su calidad literaria. Es muy impresionante la capacidad de Octavio Escobar para desarrollar una historia en una novela valiéndose casi exclusivamente de los diálogos, unos diálogos que fluyen porque el autor tiene el oído para construirlos, asunto que no se refiere solamente a la redacción de un libreto, sino que tiene raíces más profundas y más sutiles: es que los personajes también surgen, se vuelven tangibles para el lector a través de las conversaciones que se suceden deleitosamente para quien lee la novela.
Son muchas más virtudes pero creo que tengo espacio para otra: es un lugar común repetir la idea de que solamente lo tercamente local tiene dimensiones universales. Aquí la localidad es Manizales, que se convierte en algo más que un escenario a través del comportamiento de los personajes, de su visión sobre la ciudad, muy principalmente la visión del personaje central, que trasmite un antes y un después de Manizales con un intervalo entre uno y otro. Ese carácter de lo local sin ñoñerías lo pueden percibir con más facilidad los nativos de Manizales que alguien ajeno a esa ciudad como yo, porque yo tengo la posibilidad de afirmar su sabio y descarnado universalismo.
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