A pesar de que no existe una fórmula mágica, la experta en literatura infantil, Beatriz Helena Robledo, disertó ayer sobre cómo seleccionar libros para niños y jóvenes. El secreto, según su concepto, está en atrapar al ser humano desde su infancia.
“La lectura tiene muchas funciones, pero tiene una en especial y es que está vinculada al desarrollo del niño. Es vital que desde los primeros años de vida se les lea, cante y cuente historias”.
En entrevista para La Opinión, la literata manizalita respondió al interrogante de cómo seleccionar los libros desde la óptica de padres, bibliotecarios y docentes.
¿Por qué se cree que la lectura es tediosa?
Eso pasa cuando las experiencias con los libros son negativas. Se requiere de espacios donde las experiencias sean gratas y placenteras de modo que se elimine la creencia. Si se ofrecen experiencias positivas desde el hogar, la biblioteca y la escuela, los menores descubren el sentido de la lectura.
¿Cómo promocionar la lectura?
Existe un triángulo formado por hogar, escuela y biblioteca. El niño debe crecer en un hogar lector, ir a una escuela que da valor a la palabra y a una biblioteca con buenas colecciones y programas de acercamiento con los libros.
¿Qué deben hacer los padres?
La recomendación para ellos es básica. Que lean con ellos todas las noches, no como obligación sino como el momento de tertulia donde se afianzan lazos de amistad. Si en la casa no hay libros, los padres deben inventarse cuentos, contarles historias de la infancia, anécdotas del pueblo.
¿El papel de los docentes?
Es a quienes más se les exige. Por tanto, tienen una responsabilidad enorme. Cuando un docente es lector logra transformar a sus alumnos. Son los responsables de buscar estrategias no para mandar a leer sino para convertir el ejercicio en algo divertido.
¿La función de los bibliotecarios?
Son unos privilegiados y tienen un escenario de libertad. Para ellos es mucho más libre el ejercicio de la lectura pero eso también implica que deben conocer muy bien su colección para recomendarla y moverla.
¿Cómo aprovechar la tecnología?
Abre enormes posibilidades. Considero que hay que dejar de satanizarla por tanto los niños nacen con ese chip incorporado. Ya hay libros infantiles que cantan, hablan y pasean al menor por el relato. Los no nativos digitales debemos quitarnos el veto tecnológico.
¿Hacia dónde va la literatura infantil?
Si se mira desde la formación de lectores hay un terreno ganado. Sin embargo, todo es un circuito alimentado por el creador, el editor y el lector.
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