Banana Yoshimoto |
Banana Yoshimoto
LA PRIMERA VEZ
La primera vez que quedamos era pleno
invierno. Fuimos a la playa en coche. El domingo después de que hubiese dejado
mi trabajo de media jornada, él me propuso una cita. Había sido mi jefe y yo
sabía que estaba casado. Fui un día muy, muy largo. Ahora puedo sentir que,
aquel día, ya había empezado a producirse en mí una gran transformación. En
algún momento de aquel día, yo dejé atrás a la chica saludable que había sido.
En realidad, nada cambió, pero a lo largo de aquellas horas, la corriente de
algún destino enorme y oscuro, irresistible, empezó a arrastrarnos a ambos. Y
no me refiero simplemente a la energía sexual que nace del amor, sino a una
corriente inmensa, terriblemente triste, contra la cual nada podía la unión de
nuestras fuerzas. (pp. 29-30)
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